martes, 5 de septiembre de 2023

A propósito de la demanda de Amnistía

El debate abierto sobre la posibilidad de conceder una amnistía a las personas implicadas en los hechos ocurridos en octubre de 2017 en Cataluña, celebración del referéndum ilegal y proclamación unilateral de independencia, ha tomado interés en estos días, toda vez, que es una de las reivindicaciones que los partidos nacionalistas catalanes vienen reivindicando y hoy su voto es determinante para la investidura del Presidente del Gobierno. A tal extremo, que hasta el PP se ha mostrado dispuesto a dialogar con el partido de Carles Puigdemont.

El debate sobre la posible amnistía se presenta polémico, tanto por lo que se ha dicho sobre el asunto en el pasado reciente y que todos tenemos en la cabeza, como por las posibles dificultades tanto políticas como jurídicas que encierra en sí mismo.

Dejando a un lado los aspectos jurídicos, no por que tengan una importancia menor, sobre los que se interesarán y pronunciarán los juristas y en último extremo los tribunales, cabe centrarse en los elementos políticos y en los posicionamientos que se están poniendo encima de la mesa, atendiendo a la perspectiva de su utilidad para permitir la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno.

Vaya por delante, que no soy contrario a que las personas sometidas a procedimientos judiciales y expuestas a posibles sanciones administrativas o penales, puedan evitar las mismas y en consecuencia no tengan que ir a la cárcel, pagar multas, perder empleos públicos, etc…, máxime cuando los dirigentes y principales responsables de los mismos han sido indultados.

Pero una cosa es, que no sean sancionados y otra muy distinta que se pueda establecer que lo que hicieron no fue constitutivo de delito ni de falta alguna. Porque precisamente lo que viene a representar la amnistía, que solicitan los partidos independentistas, es que no ha habido delito. Distinto es, continuar avanzando por la vía ya transitada de los indultos y las modificaciones legislativas que tipifiquen mejor las conductas punibles, incluso impulsar iniciativas legales que incluyan medidas de gracia para las personas inmersas en procedimientos judiciales consecuencia del procés.

Es evidente que representaría un gran obstáculo para la convivencia en Cataluña la continuidad de dichos procedimientos judiciales, que amenazarían con entorpecer lo ya recorrido, con los buenos resultados por todos reconocidos, hoy el número de los partidarios de la independencia son claramente menos que antes y el resultado de las últimas elecciones generales en Cataluña constatan el retroceso de los partidos independentistas y el avance de las opciones federalistas y de izquierda.

Por tanto, continuar por la vía del diálogo y las soluciones políticas negociadas a los problemas pendientes, comprometer la búsqueda de un acuerdo que permita encontrar el encaje de Cataluña en España, pueden y tienen que ser objetivos del próximo gobierno, que solo lo serán, si continua al frente del mismo el Presidente Sánchez para lo que es preciso reunir los apoyos necesarios para su investidura.

Solo la continuidad del gobierno progresista asegura esta senda y solo el apoyo de los partidos nacionalistas catalanes permite la continuidad del gobierno. Se equivocarían los partidos independentistas si piensan que al actual gobierno se le puede llevar donde no quiere y las leyes no permiten, es de todos conocido que un referéndum de autodeterminación no es posible en nuestro ordenamiento constitucional, ni aceptado por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas.

Una vez fracase la investidura de Alberto Núñez Feijóo, el camino más rápido para la repetición de elecciones no será otro, que continuar poniendo como condición indispensable el referéndum de autodeterminación, dando así una nueva oportunidad a la derecha y afrontado un resultado incierto para los propios independentistas, que no está escrito en ningún sitio que no puedan retroceder aún más.

Negociar la forma y el alcance que las medidas de gracia pueden tomar, para favorecer la convivencia y avanzar en la reconciliación en Cataluña, puede ser un elemento que, junto a otros en materia de competencias y financiación, permitan llegar a un acuerdo de investidura, este sería, por tanto, un punto de llegada y no un punto de partida.

Flaco favor hacen a la continuidad del gobierno, quienes toman como punto de partida para las negociaciones con los independentistas, la concesión de una amnistía con lo que en sí mismo implica políticamente, dándoles una baza fundamental a cambio de nada. Solo el afán de notoriedad explica algunas de las fotos que hemos visto estos días.

Andrés Hidalgo

jueves, 22 de diciembre de 2022

A propósito del recurso del PP al Tribunal Constitucional

En octubre de 1979, durante el tercer gobierno de Adolfo Suarez,  se introdujo en nuestra legislación el Recurso Previo de Inconstitucionalidad (RPI), una barbaridad que sería suprimida en el año 1984, toda vez, que representaba una clara injerencia en el libre ejercicio de las competencias constitucionales de las Cortes Españolas, al intervenir en el procedimiento de formación legislativa aun antes de que la voluntad parlamentaria se haya configurado definitivamente.

Decía la ley que lo suprimió, que la experiencia acumulada en los años de vida de dicho precepto, ha venido a mostrar que es un factor distorsionador del sistema de relación de los poderes constitucionales, al poder verse interferida la acción legislativa de las Cortes Generales, lo que no permite la plena conformación de la voluntad del órgano parlamentario. Abogaba la supresión del RPI,  por un sistema de control legislativo, por parte del Tribunal Constitucional (TC), “a posteriori” y de carácter no suspensivo, ajeno a todo control previo.

Pues bien, parecería que la reciente resolución del TC viene a reestablecer en la práctica el Recurso Previo de Inconstitucionalidad, interfiriendo el proceso legislativo en curso y ello, con independencia del contenido de las leyes objeto de trámite.

Es aquí donde se encuentra la gravedad de lo ocurrido, que se impida a las Cortes Generales el ejercicio de sus funciones, porque abierta la puerta una vez, abierta puede quedar para siempre y nadie puede calibrar el uso que a esta práctica se le puede dar con el devenir del tiempo.

Se ha hablado mucho también, desde que se ha conocido la decisión del TC, sobre la resolución del mismo tribunal, en relación a un recurso del PSOE contra una ley del PP donde se declaró inconstitucional la forma de tramitarla, cabría decir que el caso no es el mismo, pues el tramite continuo y solo ocho años después se pronunció el TC, y por otra parte, las enmiendas que introdujo el PP en su día, no lo fueron en el Congreso sino en el Senado, privando en ese caso a los diputados del Congreso, de la posibilidad de debatirlas previamente a su trámite en el Senado.

Es evidente, que el sector conservador del TC, ha actuado de parte y al dictado de los intereses del PP, que no son otros que mantener la mayoría conservadora en los órganos constitucionales, para que los mismos se mantengan en sintonía con sus posiciones políticas.

Llegados a este punto, y una vez desvirtuado en la práctica el valor de las mayorías cualificadas de 3/5, constatando que esta salvaguarda ha sido utilizada de forma torticera, ya en tres ocasiones (1995, 2006 y 2018 hasta hoy), por parte del PP para atrincherarse e impedir la renovación de los órganos constitucionales cuando está en minoría, parece evidente que carece de la utilidad para la que fue establecida y es el momento de sustituirla por un procedimiento que impida estas maniobras, esto es, la mayoría simple.

También se han levantado voces culpando al Gobierno de la utilización de un procedimiento poco apropiado para el trámite y en parte tienen razón, se podría haber utilizado el proyecto de ley o la proposición de ley, formas más acordes al objeto pretendido, lo que no quiere decir que la forma utilizada no sea legal, a tenor del número de veces utilizada sin conflicto alguno y menos que alguien pudiera imaginar que ocurriría lo acontecido.

Creo que ha sido oportuno que el Congreso, el Senado y el Gobierno hayan alzado su voz ante semejante atropello y adviertan a los ciudadanos de la falta de compromiso del PP con la democracia, cuando no son ellos los que están en el gobierno. 

Andrés Hidalgo


miércoles, 6 de julio de 2022

Terminar con la guerra, cuanto antes.

Dice el Presidente del Gobierno, que Europa está en guerra, cuando sería más preciso de decir, que en Europa hay una guerra, no podría ser de otra manera, tanto Ucrania como Rusia son países europeos y están en guerra.

Pero la Europa a la que nosotros, los españoles, siempre nos referimos, la Europa de la UE, no está en guerra, es evidente que está siendo arrastrada por los EEUU en sus planes de confrontación con Rusia y con China.

Todos sabemos que el conflicto entre Rusia y Ucrania, tiene más que ver con los problemas derivados de la desintegración de la URSS y las fronteras heredadas de la época soviética, así como por la pugna por los espacios de influencia geopolítica, que con la supuesta voluntad expansionista por parte de Rusia en Europa, como pretende hacernos creer desde la OTAN.

Ni Alemania, ni Francia, ni Italia, ni UK, ni España, por nombrar solo los más relevantes, están amenazados por Rusia, salvo que se desate una tercera guerra mundial, con dimensión nuclear, donde Rota saltaría inevitablemente por los aires, para eso tenemos parte de la flota americana, con capacidad nuclear, alojada en nuestra querida localidad gaditana.

Europa, una vez se ayudó a Ucrania a repeler la agresión rusa, tendría que haberse puesto a trabajar por un alto el fuego y por dar una salida negociada a la confrontación bélica, en lugar de seguir los dictados de los EEUU, muy interesados en prolongar la guerra de desgaste, conflicto éste del que únicamente ellos salen ganando.

Porque en esta guerra, como en todas, siempre hay quienes ganan y quienes pierden, lo que por otra parte, es muy ilustrativo para saber el lugar que se ocupa y a lo que se puede esperar, de continuar por el mismo camino.

Claramente los que estamos perdiendo, además de la pobre Ucrania que pone los muertos, somos los países europeos, hoy más atados a la OTAN que ayer, con serios problemas económicos derivados en gran parte de las sanciones impuestas a Rusia que como se puede apreciar se vuelven contra nosotros como un bumerán. Todo apunta que el próximo invierno todo puede empeorar, que la inflación puede seguir aumentando y que de no terminar la guerra terminaríamos entrando en recesión.

Por el contrario, el claro beneficiario de esta guerra, son los EEUU y su industria armamentística, que nos venderá las armas, ahora que aumentaremos los gastos en defensa, además de vendernos ya el gas y el petróleo más caro de como se lo comprábamos a Rusia. Lo que se dice todo un negocio redondo, pagamos más por los combustibles, nos gastamos más en defensa y nos enemistamos con China, con quien no tenemos ningún contencioso, si a esto le unimos, la pérdida de valor del euro frente al dólar tenemos la secuencia completa.

La OTAN y el Gobierno de Ucrania, se empeñan en hablar de ganar la guerra a Rusia, sabiendo que eso es imposible, pero así se aseguran la continuidad de la contienda aun después de que se estabilicen los frentes de guerra, circunstancia esta relativamente próxima, dado el avance ruso en el Donbás y Lugansk.

Rusia, la responsable directa de la guerra, que no la única responsable, si bien vio truncados sus planes de una toma rápida de Kiev y las provincias del este, continúa adelante con la conquista de los territorios rusófilos, amenaza con un corte definitivo y total de carburantes a Europa, reorienta su producción a otros mercados y aguanta las sanciones de la OTAN sabedores que, además de ellos, los grandes perjudicados somos nosotros mismos.

En este escenario cabría preguntarse, porque el Gobierno de España asume una posición tan seguidista de los intereses de los EE.UU., de cuando acá ese furor atlantista, que sorprende a buena parte de la base social de la izquierda, tarde o temprano, esto y lo del Sahara nos lo tendrán que contar, porque mal asunto es ese, que en democracia no se puede contar.

Concluyendo, hoy la pugna esta entre los que quieren continuar la guerra y los que quieren terminar con ella, mediante un acuerdo de paz, que permita una salida airosa a todas las partes en conflicto.

PD. Sobre los términos de un posible acuerdo ya escribí el pasado 16 de marzo, lo puedes leer en este enlace:

http://saliendo-al-paso.blogspot.com/2022/03/una-hipotesis-deseable.html

Andrés Hidalgo

lunes, 20 de junio de 2022

A propósito de las elecciones de ayer

Desde que se conocieron ayer los resultados de las elecciones en Andalucía, no han sido pocas las personas supuestamente “de izquierda” que han arremetido en las redes sociales contra los votantes, con actitudes de reproche, calificativos fuera de lugar, cuando no insultos, advirtiendo que sobre ellos caerán todas las plagas y maldiciones conocidas. Lo que se dice vulgarmente, hacerse mala sangre y echar la culpa al empedrado.

Para esta corriente de opinión, no hay más culpable que un pueblo incapaz de distinguir lo bueno de lo malo, dando por sentado que lo bueno es lo que ellos defienden y no advirtiendo ningún error por cuenta propia. Parecen desconocer que en democracia, no se puede elegir el cuerpo electoral, esto es, los propios votantes y sí todo lo demás, por ejemplo: los partidos que han de representarnos. Tanta soberbia no nos llevara muy lejos.

También hay quienes buscan en causas exógenas a los únicos responsables del desastre acontecido, los medios de comunicación, la utilización de encuestas para condicionar el resultado final, el adelanto interesado de la convocatoria, sin detenerse a pensar que algo tendrán que ver también quienes se presentaban a los comicios.

Es difícil que la izquierda avance si sus valores no son compartidos, por amplísimas capas de la población, “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político” decía Gransmci. Hoy los valores de la igualdad, la solidaridad y la cooperación, no están en su mejor momento, por el contrario, el individualismo, el egoísmo y el sálvese quien pueda, están a la orden del día. La mayoría quiere sanidad y educación de calidad, pero no quiere pagar más impuestos, no se puede soplar y sorber a la vez.

Es evidente que de la gestión pasada del PSOE, cuando gobernó Andalucía, no todo lo que queda son buenos recuerdos, que con seguridad continúan pesando, tampoco se puede decir que haya contado con el decidido apoyo del conjunto del PSOE andaluz, ni que el candidato elegido tuviera la entidad y carisma necesarios para la ocasión, por no hablar de una campaña electoral que asumía de antemano la victoria del PP y se interrogaba permanentemente acerca de con quien gobernaría la derecha.

No le ha ido mejor a las otras opciones de la izquierda, que teóricamente tendría que haber recogido, el descontento con el PSOE.  Para sacar menos representantes de los que tenía históricamente IU, no era necesario dar tantas vueltas, dividirse y juntarse y volverse a dividir, sopas de siglas que no representan a nadie, los grandes perdedores de la noche, la supuesta “fuerza del cambio” ha perdido mucho más de lo que ha conservado, se lo tendrán que hacer mirar. Las ideas no viven sin organización y sin trabajo militante, el populismo, los hiperliderazgos y la política líquida están agotados para la izquierda, hoy el manejo de las emociones irreales cabalga junto a Vox, la ventana de oportunidad por donde se colaría la “nueva política alternativa” de la que tanto hablaban Iglesias y Errejon, así como sus ideólogos populistas Laclau y Moufee, está cerrada.

Los nuevos partidos que venían a cambiarlo todo, no han cambiado nada y hoy por suerte están empezando a desaparecer, lo hemos visto con Ciudadanos, del que ya no queda nada, esperemos que ocurra lo mismo con Vox después de lo acontecido ayer y lo vemos con Podemos, que hoy es más una rémora que otra cosa.

 Si la izquierda española quiere conservar el gobierno del estado, tendrá que analizar lo ocurrido y reorientar su trabajo, ha quedado demostrado que una buena hoja de servicios, salario mínimo, revalorización de pensiones, inserción social, derechos civiles, etc.., no son suficientes para revalidar una mayoría, que aparece confusa para muchos de nuestros conciudadanos, que no proyecta estabilidad por el constante ruido de fondo que generan los propios socios de gobierno y los necesarios apoyos externos, instalados en el chantaje permanente.

El contrapunto de las Elecciones Andaluzas, lo ponen las otras dos convocatorias que ayer tuvieron lugar en Francia y en Colombia.

La pérdida de la mayoría absoluta por parte de Macron en las legislativas francesas, le obligara a negociar con una izquierda que ha mejorado de forma sustantiva sus resultados y encontrará una importante oposición a muchos de sus propósitos supuestamente “modernizadores”, como por ejemplo: la reforma/recorte de las pensiones.

Pero la gran victoria del día, sin duda es para Gustavo Petro, elegido Presidente de Colombia, donde por primera vez en la historia la izquierda gobernará el país, una victoria clara que aleja las dudas sobre el escrutinio y que permitirá que el próximo 7 de agosto tomen posesión de sus cargos el Presidente y Francia Márquez la Vicepresidenta.

Andrés Hidalgo

miércoles, 16 de marzo de 2022

Una hipótesis deseable

Sin duda, la pregunta del millón hoy es, como y cuando terminará la guerra de Ucrania, es evidente que nadie lo sabe, pero bien podríamos aproximarnos a lo que necesariamente tendrá que ocurrir al final, o hay una capitulación o hay un acuerdo de paz.

Para una capitulación solo hay que dar tiempo al tiempo, continuar la guerra y la destrucción, la comunidad internacional no tendría que hacer nada, Occidente continuaría facilitando armas a Ucrania, para que pudiera resistir mejor y Rusia  tendría que emplearse más a fondo militarmente, esto es, más bombardeos y destrucción, más reclamaciones y exigencias por todas las partes, más tensión y más cerca de escenarios no deseados por nadie, pero posibles.

Por el contrario, un acuerdo de paz, podría poner fin a la guerra de forma inmediata, por medio de un alto el fuego, un acuerdo en el que aún, todos los actores podrían salir ganando, un acuerdo auspiciado por Naciones Unidas y por China, sin vencedores ni vencidos.

Porque Ucrania mantendría su gobierno, buena parte de su integridad territorial y podría decir que ha sido capaz de contener la agresión, las tropas rusas se retirarían, si bien Ucrania tendría que hacer concesiones que ya, en parte, ha empezado a hacer, como no entrar en la OTAN y avenirse a dar una solución a los territorios del este, contando con la opinión de sus habitantes, a la par que renunciar a soberanía sobre Crimea.

Rusia conseguiría algunas de las reclamaciones que venía haciendo y que Occidente no quiso atender, podría salir de Ucrania de manera honrosa y aceptable, siempre dijo que su interés no era quedarse, la amenaza de la OTAN ya no estaría en su propia frontera y tendría por vecino a una Ucrania neutral y desmilitarizada, terminaría la reclamación de Crimea y entraría en vías de solución el estatus de las repúblicas del este.

La Unión Europea vería reconocido el valor de su contribución unitaria y las sanciones, a la vez que levantaría estas últimas, para dejar también de perjudicarse a sí misma, recuperando parte de la estabilidad perdida.

EE.UU. ya ha conseguido una buena parte de sus objetivos, ha reforzado la OTAN y ha conseguido que muchos países europeos la sientan como necesaria, ha vinculado mucho más a Europa a sus propios intereses geopolíticos, consiguiendo enfrentar a Europa con Rusia y ahondando la desconfianza recíproca entre cada uno de los países europeos y Rusia por mucho tiempo.

China podría salir de una situación no deseada y que claramente le resulta, a medida que pasa el tiempo, más indeseable. Podría ser junto con la ONU un protagonista en la intermediación que conduce al acuerdo de paz, afianzando su papel en un mundo multipolar, a fin de cuentas, ocupa un lugar privilegiado para ello, por sus buenas relaciones con Rusia.

Una hipótesis deseable, que nos permitiría salir del actual desastre, pero para que esto fuera posible, es necesario que todos los actores empezarán a moverse en una dirección similar, esto es, comenzarán a tener parecidas prioridades y eso no es fácil, se trataría de dejar de jalear la guerra para reclamar un acuerdo de paz y de establecer seguridades compartidas frente a la desconfianza total. La paz pasaría a ser el objetivo.

Andrés Hidalgo


sábado, 8 de enero de 2022

A propósito de la polémica surgida por la entrevista a Garzón en "The Guardian"

Vaya por delante que al Ministro Garzón le asiste todo el derecho del mundo a defenderse, a reclamar que se publiquen íntegramente sus declaraciones, aún sabiendo que la prensa por lo general recorta siempre lo que publica de una entrevista por cuestiones de interés y espacio, igualmente le asiste el derecho a precisar aún más lo que dijo o quería decir, así como aclarar que se refería a las macrogranjas y no al resto de explotaciones agrarias.

Dicho lo anterior, aquí lo más importante no es tanto tener la razón académica, que podría ser discutible, como el efecto que pueden tener sus palabras en un medio foráneo para competidores y ciudadanos también extranjeros que leen que la carne producida en las macrogranjas españolas es “de peor calidad”, “contamina” y además utiliza “prácticas de maltrato animal”. Es evidente que esto puede provocar un daño reputacional en el sector ganadero nacional, esto es, la posibilidad de pérdida o merma en la reputación de una organización de forma que afecte negativamente a la percepción que el entorno social tiene sobre la misma. Este daño reputacional puede producir una pérdida directa o indirecta del valor de una actividad.

Es por ello, que el Sr. Garzón debería saber que un ministro del Gobierno de España, no puede, ni debe, hacer declaraciones a medios extranjeros que puedan perjudicar por activa o por pasiva los intereses de las actividades económicas españolas, las cárnicas en este caso. Quizás sea por ello, que no ha encontrado otra cosa que críticas en el sector, ni siquiera ha contado con el apoyo de las organizaciones de quienes dice defender, las pequeñas explotaciones extensivas.

Corresponde a un ministro del Gobierno de España, promover las iniciativas políticas para controlar la actividad de las explotaciones, sean estas grandes o pequeñas, hacer cumplir las leyes, cambiar las mismas si estas no son suficientes, incluso prohibir o limitar el tamaño de las granjas. Si Garzón tiene constancia que las macrogranjas están contaminando el suelo y el agua, es obligación suya plantear las necesarias medidas para solucionar el problema, pero no ejercer la denuncia en medios extranjeros.

A raíz de este suceso, se ha abierto una gran polémica, al menos en las redes sociales, entre los que dan la razón a Garzón y se dicen contrarios a las macrogranjas, por una parte y todos los demás por otra, por no darle la razón al Sr. Ministro, más allá de matices y otras consideraciones que parecen no tener sitio en el debate.

No son pocos los especialistas en la materia que dicen que hay muchos más factores que influyen en la consecución de un buen producto cárnico, como por ejemplo, la alimentación de los animales, la raza de los mismos, los cuidados, etc..., de tal manera que no es el tamaño de la explotación lo único determinante. Hay explotaciones pequeñas con unos resultados de calidad mediocres y otras más grandes con mejores calidades.

Si todas las explotaciones fueran pequeñas, el precio de sus productos, solo estaría al alcance de unos pocos, además no sería posible producir toda la carne necesaria en explotaciones pequeñas y extensivas, salvo que estuviéramos también dispuestos a talar todo el bosque para dedicarlo a pastos, circunstancia esta poco deseable.

Salvo que queramos volver a los tiempos en los que la carne la comían siembre los mismos, con carácter habitual y los demás solo ocasionalmente, será preciso establecer un equilibrio entre producción, calidad y precio de los productos.

Pondré un ejemplo, en este caso del pescado, los que no somos ricos pudimos empezar a comer lubina, dorada y rodaballo solo desde que hay piscifactorías, ya sé yo que son mejores las doradas y lubinas salvajes, pero hay que poder pagarlas y además salvajes nunca habría para todos, otro ejemplo, porque se puede comprar un pollo ya asado por solo ocho euros, con seguridad no es porque vive suelto en el suelo y se alimenta de granos de maíz y lombrices.

No estaría de más clarificar los términos, macrogranjas, ganadería intensiva y extensiva, porque a diferencia de lo que algunos plantean, no solo hay macrogranjas y ganadería extensiva, la mayoría de la carne que comemos proviene de granjas intensivas que no son macrogranjas y sin embargo este elemento se silencia por interés político.

La producción al por mayor, tiene ventajas e inconvenientes, abarata los precios, permite producciones mayores, si bien su calidad no será la misma que la de la ganadería extensiva, por el contrario permiten acceder a su consumo a amplísimos sectores de la población, que de otra forma no podrían. En este punto no conviene olvidar que el 26% de la población española está por debajo del umbral de pobreza y el 9,5% en pobreza severa.

El debate sobre la alimentación, la producción de alimentos, la forma de producirlos es importante, pero para que no sea inútil, hay que salir de las trincheras justificativas y darle también al problema una dimensión internacional, no se trata solo de que sigamos comiendo, mejor o peor, los que ya comemos.

Andrés Hidalgo

sábado, 19 de junio de 2021

Menuda semanita

Si el sábado pasado le hubieran dicho al PP que tenía por delante una de sus semanas más horribles y que sus expectativas inmediatas lejos de cumplirse, se disolverían como un azucarillo en un café, pocos lo hubieran dado por cierto, pero así es la política, muchas veces entre lo probable y lo posible ocurre lo inesperado.

Porque inesperado fue el pinchazo de las derechas en la manifestación de Colón, que solo consiguió reunir la mitad que en 2019, inesperadas las consignas coreadas por grupos de manifestantes “Casado nos has abandonado” animados por la extrema derecha, erigida en líder de la protesta y para rematar las declaraciones de la Sra. Ayuso tratando de comprometer a la monarquía en una negativa a firmar los indultos, lo que de ocurrir, la situaría fuera del ordenamiento constitucional, por no mencionar el fracaso en la recogida de firmas con el mismo fin, que vuelve a quedar muy lejos de las recogidas en su día contra el Estatuto de Cataluña, de tan nefastas consecuencias.

Por el contrario, el PSOE y su Secretario General, Pedro Sánchez, consiguieron un gran éxito en las primarias de Andalucía, donde la candidatura de Juan Espadas se impuso ampliamente sobre la de Susana Díaz, candidata a la que la derecha le hubiera gustado que ganase, aunque solo fuera por perjudicar al Presidente del Gobierno.

Pero no terminaron ahí las desgracias de las derechas en esta semana aciaga, reclamaron del Congreso de los Diputados un pronunciamiento contrario a los indultos, cuando bien saben que no es competencia del Congreso indultar o no indultar, el fracaso no pudo ser más estrepitoso, 190 diputados rechazaron la propuesta, que tan solo apoyaron 152 diputados, dejando negro sobre blanco que la mayoría de la cámara avala la concesión de los indultos por parte del gobierno.

Continuó la semana con el aprobado de la Comisión Europea al Plan Español, respaldando el objetivo de reducir el paro juvenil, la contratación temporal y favorecer la transición verde y digital, apoyando los proyectos presentados "el plan representa una respuesta equilibrada a la situación económica y social de España", la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula bon der Leyen viajo a Madrid para comunicar junto con Pedro Sánchez la decisión ya oficial, restando así credibilidad a los infundios de las derechas sobre la viabilidad y rigor de las propuestas españolas.

Si ya el pasado ocho de junio los sindicatos españoles, CC.OO. y UGT, se habían pronunciado favorablemente a los indultos, esta semana correspondió a los empresarios catalanes dar su opinión y lo hicieron este jueves en Barcelona, pidiendo a Pablo Casado, que el PP no haga campaña en contra de la medida de gracia,  en un sentido, también favorable, se pronunció el Presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, “en el Estado de derecho caben los indultos. Hay muchas opiniones entre los empresarios, pero si esto acaba en que las cosas se normalizan, bienvenido sea”. Cabría preguntarse, cuando el PP y sus socios hablan de la sociedad civil, en quien está pensando y cómo es posible, que cuando las mayores organizaciones sociales se pronuncian, en un sentido contrario al suyo, les digan que esto es cosa de los políticos.

Por si faltaba alguien por dar su opinión contraria a las derechas españolas, los obispos catalanes también se posicionaron a favor de los indultos, entre ellos el propio Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, poniendo en valor “la fuerza que tienen el diálogo y las medidas de gracia en todas las situaciones de conflicto”

En conclusión, una semana donde se ha impuesto el sentido común frente al tremendismo, la necesidad de buscar soluciones frente a los bloqueos y la negociación como método para resolver conflictos. No estaría mal que las derechas analizasen lo ocurrido y sacasen alguna conclusión.

Andrés Hidalgo